1 Bienal de Dibujo.

Palabras de Ginny Taulé, a nombre de los artistas participantes, en la Primera Bienal de Dibujo de Santo Domingo –Tinta 2013.                              Galería Nacional de Bellas Artes, 7 de noviembre de 2013

Buenas noches.

Agradezco la distinción de decir unas palabras en esta actividad. Sería pretencioso creer que represento al conjunto de artistas que participan en esta primera Bienal de Dibujo de Santo Domingo -Tinta 2013-, sin embargo al hablar desde la pasión y práctica que compartimos, tengo la aspiración de recoger el sentir de cada uno al menos un instante.

Mis saludos y respeto para los artistas, los organizadores, miembros del jurado y todas las personas que han tenido la gentileza de venir a apreciar esta muestra, merecidamente dedicada a nuestra maestra Clara Ledesma.

Recientemente en una exposición, una buena amiga reparó en que yo observaba las pinturas, pero me detenía más tiempo a apreciar los dibujos, y me preguntó porqué prefiero el dibujo. Le contesté sin dudar: es que la pintura te habla… pero el dibujo te susurra al oído.

Y así es, el dibujo es íntimo y personal, es emoción y energía, suavidad y contraste; en parte por la fragilidad del papel que elegimos como medio, y por lo preciso y cotidiano de los instrumentos que utilizamos.

La tinta no acepta subterfugios, ni admite arrepentimientos, los errores debemos integrarlos para que dejen de serlo. En eso el dibujo se parece a la vida, que demanda aceptar y aprender, pues es imposible deshacer lo hecho. Aún más, igual en la existencia que ante un papel, las aventuras que nos chocan de entrada, no son desaciertos, son descubrimientos – muchas veces sorpresivos- y en ellos está la evolución.

Por su naturaleza, el llamado “arte de los trazos finos”, tanto figurativo o abstracto requiere de tiempo y ritmo, no basta con lanzar manchas de tinta que caigan a su antojo siguiendo el gesto del brazo. Esta afirmación no niega que dibujar es a menudo un acto espontáneo y libre. Solo resalto que su esencia expresiva encuentra curso en la ejecución paciente que revela formas y sentimientos línea tras línea. Es un baile que no acepta fatiga. Una cadencia que va sumergiendo a quien crea hasta descifrarlo y dejar su alma desnuda sobre el papel.

Estoy segura de que hablo por todos los artistas al agradecer efusivamente al Centro de Estudios de Arte Caribeño (CEAC) en la persona de Juan José Mesa, presidente de su Consejo de Directores; a la Sra. Marianne de Tolentino, directora de la Galería Nacional de Bellas Artes, que nos honra al acogernos; a los prestigiosos integrantes del jurado: Danilo de Los Santos, Sara Hermann y Fernando Peña Defilló.

Que ustedes analizaran nuestros trabajos es de por sí algo a celebrar. Las instituciones son personas, y el impulso del CEAC y de esta bienal proviene esencialmente de Juan José Mesa. Un emprendedor infatigable y amante del arte, comprometido con su desarrollo en el país.

En lo que conozco, contamos con dos galeristas que de manera sostenida a lo largo de años han sabido reconocer y promover el dibujo como una manifestación artística con la misma importancia y validez de otras expresiones entre las artes visuales. Ellos son: Juan José Mesa y Mildred Canahuate, quien desde los años ochenta organizó los inolvidables Salones de Dibujo Arawack. Nuestro profundo agradecimiento para ustedes. Pronto pasearemos los pasillos de Bellas Artes, y para cada quién será una experiencia única, hoy y cada vez que lo hagamos. En silencio –si nos abrimos- descubriremos infinitas melodías, el concierto de lo que traemos unido a lo que percibimos. Lo vivido y todo lo que nos hace sentir, está aquí hoy.

Entonces cómo dice Gregory Orr en su poema Estar Vivo: “If we are not supposed to dance… why all this music?” (“Si no estamos supuestos a bailar… para qué tanta música?”) Adelante amigos, que esta fiesta del dibujo apenas comienza.

Muchas gracias.