Wabi-Sabi
Durante el 2017, la instalación Wabi-Sabi se ha presentado en dos espacios, cada uno con su encanto particular: Galería Nacional de Bellas Artes y los jardines de Quinta Dominica, Santo Domingo R.D
“Una apreciación estética de la evanescencia de la vida.”
Materiales: madera y metal
Dimensiones: 1.20 X 1.20 X 3.57 metros
“Un día te abrazarán tan fuerte, que se unirán tus partes rotas.”
“Las imágenes wabi sabi nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino.” Se refiere a esa belleza imperfecta, impermanente e incompleta.
El arte, para mi, es una constante búsqueda del origen, la fuerza creadora,nuestra relación entre lo espiritual, la ciencia y la naturaleza. Inspiración para descubrir lo que esta mas allá de la mirada, estimulando los sentidos, provocando reflexiones.
En el 2016 inicié un programa de “Arte Efímero” en el Centro Cultural Perelló, en Baní, que incluyó talleres con público diverso y la exhibición de varias instalaciones que se desarrollaron durante todo el año: Duna Salada, Jarinita de Sal, Zapatilla de Sal…
Actualmente continúo trabajando alrededor de la filosofía Wabi Sabi, observando, explorando, reflexionando sobre la transitoriedad de todo lo que nos rodea y la mía propia. La única constante es el cambio, en algunos casos NO debemos ni pestañear, por la velocidad de las transformaciones. En otros el cambio parece imperceptible, exigiendo mayor paciencia y agudeza de todos los sentidos.
La creatividad es oxigeno para mi, mi razón de ser, la vía natural que revela que todos estamos interconectados como gotas de un mismo océano. Mi trabajo reafirma que soy reflejo de una realidad colectiva mayor que la mía individual.
Fragmento del articulo del periódico HOY de Marianne de Tolentino (Junio 10, 2017):
“Wabi Sabi”: Lidia León.
En las últimas bienales nacionales, las instalaciones más espectaculares, construcciones casi monumentales, fueron las de Lidia León. La formación y oficio de arquitecto se lo permite… a la artista plástica.
Tan conceptual como leída, Lidia León abarca entre sus intereses la filosofía japonesa, y el título de la obra, “Wabi sabi”, proviene de una metafísica que celebra el tiempo que pasa, la vida como etapa, la soledad uno de sus valores. Será el mensaje de esta pieza grandiosa, y los espectadores están invitados a expresar por escrito su interpretación.
Ventana abrazada por el fuego, y resto milagrosamente indemne de un incendio voraz, Lidia la presenta montada en dos puntales también quemados, agredidos y agresivos. Obra intervenida formidable, ella conjuga textura, materia, color, forma, dimensiones, posición. Transmite la emoción, la realidad, el destino ineludible. Más allá de una representación dramática está el poder de transformación del arte, el surgimiento de un mundo estético paralelo, que nos hace percibir el original de un modo más intenso. “La imagen debe salir del marco” decía el filósofo francés Michel Foucault.